A menudo veo como os va tocando reincorporaros al trabajo tras la baja maternal y cómo con angustia teneis que dejar a vuestros bebés en manos de otras personas que, en la mayoría de casos, no corresponden a vuestro entorno más próximo.
Aquí es donde nos enfrentamos al miedo y angustia, ya que sabes que tu bebé difícilmente puede estar atendido mejor que por una misma, pero por otro lado, es ley de vida, y poco a poco tiene que ir creciendo y estando en contacto con otras personas.
Ya sabeis que aunque no es lo mismo, muchas veces escribo diciendo que para mí, mi hijo es ACTIMAMi, porque yo lo he parido y le he dedicado mi tiempo, mi energía y mi vida.
Así que siguiendo con ese “paralelismo” os puedo anunciar que mi hijo ha crecido, y ahora me toca dedicarme a otras cosas dejándolo, en parte, a cargo de otras personas.
Por un lado, estoy un poco angustiada ya que no sé qué tal se encontrará sin mi, pero por otro lado también decidida y tranquila porque creo que la persona con la que lo dejo es la adecuada y confío plenamente en ella.
Os la presento, se llama Sara Prado, y es compañera profesión y de promoción en la facultad de INEF Coruña. La conocí por casualidad mientras que hacíamos las pruebas físicas para entrar y aunque luego fuimos en grupos diferentes, siempre me pareció una persona muy interesante.
No coincidimos mucho porque, como más tarde supe, compatibilizó sus estudios con el trabajo en gimnasios, tal y como venía haciendo desde hacía tiempo. Sara, lleva desde adolescente dedicada al mundo de la actividad física, trabajando para diferentes organizaciones y gimnasios, pero en su afán de ser mejor, decidió dejarlo todo e ir a formarse y ahondar en todos los conocimientos que la práctica le había ido dando.
Unos años más tarde, una amiga común nos volvió a poner en contacto. Ella acaaba de llegar de Brasil, de su último año de carrera allí, y venía un poco buscando su lugar, nuevos proyectos y metas.
En cuanto le hablé de ACTIMAMi, su filosofía y su esencia empezó sonreir, asentir y a preguntar, implicándose desde el minuto uno con todo y dándome incluso muchas ideas. Además su carácter alegre y vital, encajaba perfectamente con el proyecto.
Pero además de todas estas características que hacen de ella una persona con la que te lo pasas bien, es rigurosa y seria con su trabajo: siempre quiere ir a más y llegar al por qué de las cosas.
Estos últimos meses hemos estado en “periodo de adaptación” (como cuando llevais a los peques a la guarde), y me ha demostrado que es una persona dadivosa, dedicada y entregada que ha ido empapándose con el proyecto y conocienéndolo a fondo.
Pero no todo lo que me gusta de ella son sus características personales y profesionales, sino cómo me siento yo cuando estoy con ella. Tanto en lo profesional, como en lo personal, saca mi mejor versión. Siempre tiene algo positivo que decir o un abrazo que dar y aconseja prudente e inteligentemente. Es una persona especial.
Cuanto más trabajo con ella más me doy cuenta de que nos complementamos y que ha sido uno de los mayores aciertos y la mejor de las suertes el tenerla en mi equipo.
Gracias Sara, por querer y cuidar conmigo a mi pequeñín!!
No as dicho nada por añadido que no sea correcto en la descripción de Sara. Y…es su esencia la que hace que se vea la persona que describes. Mirar a las personas a la cara y ver la expresión que trasmite Sara es un privilegio cerca de uno… si hablamos de dejar a nuestros hijos cuándo están necesitados de cercanía, afecto, sonrisas, más todavía. Así que saborear la fortuna de contar con ella y tanto los niños cómo ella misma saldrán favorecidos de esa relación. Así saldrá «todo» en su conjunto beneficiado. Un saludo y buen hacer…